Cuando se trata de educar a los niños y de impartir la disciplina en la casa, existen una gran variedad de sistemas y cada familia va amoldándolos a sus preferencias y necesidades especificas: lo cierto es que hoy en día, entre las distintas tendencias que van surgiendo en el ámbito de la pedagogía y la crianza, la educación positiva ha ganado muchísimo terreno y cada vez son más los progenitores que se animan a darle una oportunidad a este método tan actual y saludable. En el artículo de hoy te contamos algunos de los puntos fuertes de la educación positiva en el hogar y esperamos que lo tengas en cuenta.
Educando a los hijos de manera positiva
Como mencionamos al comenzar el artículo del día de hoy cada vez son más las familias que se decantan por métodos disciplinarios flexibles y con tintes positivos pensando siempre en el bienestar superior del niño. Cuando educamos a los más pequeños utilizando afirmaciones negativas y términos como el “no” demasiado seguido, esto se transformará luego en algo que ellos mismos repetirán e irán transmitiendo a los demás de manera natural.
Ahora bien, lo que muchos de ustedes se preguntarán es cómo es posible comunicarnos de manera positiva con nuestros hijos en el día a día. Veamos algunos puntos importantes:
Utilizar la empatía.
La capacidad de poder ponerse en los zapatos del otro y poder comprender su situación es una aptitud que debemos cultivar en nuestros hijos desde muy pequeños. Gracias a la empatía la educación positiva se vuelve mucho más sencilla y lograr la obediencia a través de la simple comunicación será pan comido.
Dar siempre el ejemplo.
Como padres podemos decirle un montón de cosas al niño, pero si luego ve que sus mayores y sus referentes hacen absolutamente lo contrario a lo que predican probablemente esto no genere un impacto demasiado positivo en su educación. Es por eso que a la hora de criar a nuestros hijos es fundamental siempre dar nosotros primeros el ejemplo, demostrando cómo nos gustaría que se comportaran en la vida.
No desprecies a tu hijo.
Si necesitamos disciplinar al pequeño por un comportamiento determinado, la comunicación siempre tiene que estar enfocada en la crítica hacia la acción en sí y nunca contra el pequeño. De ninguna manera se debe menospreciar su personalidad o su actitud, ya que esto puede provocar enormes problemas en la autoestima y no resulta una manera saludable de confrontar las situaciones cotidianas.