Gestión emocional en la infancia
Las emociones, al igual que la acción y el pensamiento, forman parte de los pilares que sirven como base para el desarrollo de una vida saludable. Poder enseñarles a los más pequeños de la familia a manejar sus emociones, gestionarlas y hacer un uso correcto de ellas puede significar un mejor manejo de todo tipo de situaciones y poder vivir la cotidianeidad de una forma mucho más eficiente.
Siendo que las emociones son uno de los pilares que forman nuestro ser, se vuelve sumamente importante profundizar en los conocimientos y habilidades de la inteligencia emocional para garantizarle a los más pequeños un desarrollo correcto de la personalidad y una buena y eficiente gestión de todo tipo de situaciones.
Cómo educar a los niños en gestión de las emociones
Como les comentamos en los párrafos anteriores, los sentimientos y las emociones son sin duda alguna una enorme parte de nuestra vida en cualquiera de sus etapas: desde pequeños, vamos transitando distintos momentos y situaciones que nos generan todo tipo de sensaciones. Como padres, ahondar en la inteligencia emocional y ayudar a nuestros hijos a comprender y gestionar eficientemente sus emociones no solo es recomendable sino también necesario.
Muchos se estarán preguntando por qué es tan importante que los niños aprendan de pequeños a gestionar sus emociones. Lo cierto es que tanto la comprensión como el control de las emociones son cuestiones básicas que ayudarán a que nuestros hijos puedan desenvolverse correctamente en sociedad y que puedan desarrollar su personalidad adecuadamente. Veamos algunas estrategias que nos ayudaran a plantar la inteligencia emocional en nuestros niños:
• El control del enojo. Es muy frecuente que a partir de los 6 meses los niños comiencen a mostrar cierta rabia o ira ante determinadas situaciones, pudiendo incluso utilizar la violencia contra sus familiares para demostrarla. Debemos ayudar al pequeño a canalizar estas emociones y señalarle cada vez que reaccione de esta forma inadecuada.
• Nombre a las emociones. Como padres es fundamental que le enseñemos a nuestro hijo tanto el nombre como el significado de cada emoción o sentimiento en particular. Esto puede hacerse a partir de los 5 años, donde el pequeño ya tiene la capacidad de comprensión necesaria para poder identificar las emociones con sus nombres.
• La empatía. No existe mejor elemento de la inteligencia emocional que la empatía. Desde pequeños, debemos enseñarle a nuestros hijos a ponerse en el lugar del otro. Esto puede hacerse a través de preguntas en el momento indicado: “¿cómo crees que se ha sentido tu amigo luego de que le hayas dicho eso?”.
• Comunicación. Un punto fundamental de la inteligencia emocional no solo abarca el hecho de poder exteriorizar siempre lo que sentimos desde pequeños, sino también de saber escuchar cuando corresponde. Se debe priorizar el dialogo como familia, dándole al niño su momento para hablar y teniendo siempre en cuenta su opinión, aunque enseñándole también que cuando su interlocutor quiere responder, el deberá escuchar con atención y respeto.